Esta entrada del blog va ha ser un poco reflexiva, en muchas ocasiones los fotógrafos de naturaleza nos planteamos objetivos o metas, conseguir fotografiar tal o cual comportamiento, documentar la floración de una determinada planta, conseguir un buen macro de una especie de insecto determinada, fotografiar un paisaje con una luz particular, etc…, el llevar a buen puerto estas metas en ocasiones puede abocarnos a invertir mucho pero que mucho tiempo. Y como “para muestra un botón” que dice el refranero os voy a poner un ejemplo sufrido en propias carnes, en mi caso el asunto va sobre intentar fotografiar la oruga y el imago o adulto de la mariposa Gran Pavón Nocturno (Saturnia pyri)
Esto comenzó consiguiendo lo aparentemente más difícil, que fue encontrarme por casualidad con la oruga de esta mariposa (imagen superior), ocurrió en agosto de 2010. En aquel momento tras consultar la bibliografía para identificar la especie y ver que se trataba de este magnífico animal, decidí que quería fotografiar a la Gran Pavón adulta para tener imágenes en las dos fases mas importantes de su ciclo vital. Aquí comenzó mi “travesía del desierto” de ocho años de duración.
Pues lo dicho, que han sido casi ocho años hasta el 26 de abril de este año de intentar fotografiar esta mariposa de forma infructuosa, daba lo mismo buscarla en las farolas de fachadas de casas situadas en las cercanías de las plantas nutricias de su oruga, como en los lugares donde por definición no debería estar (había que probar), muchas vueltas nocturnas por las calles de pueblos con la esperanza de encontrar un ejemplar y que ademas estuviese a una altura donde poder fotografiarla en condiciones, pero nada de nada. En todo este tiempo el mejor ejemplar que me encontré fue uno que desgraciadamente había sido victima del ataque de algún ave, a duras penas había salvado la vida pero a costa de los ocelos de sus alas que habían quedado hechas jirones, para mas “inri” no llevaba encima ese día mas que el teléfono móvil. Afortunadamente para mí el pasado 26 de abril funcionó algo que todo fotógrafo de naturaleza debería tener, su red de contactos, esa mañana un amigo de mi pueblo sabedor de mi interés en fotografiar esta mariposa, me llamó al móvil a primera hora de la mañana y me dijo donde acababa de ver posado un ejemplar, así que a toda velocidad cogí el equipo y marche al punto indicado, y en ese lugar ocho años después pude por fin dejar atrás una pequeña “obsesión” ademas de pegarme un buen rato admirando a este precioso animal.
Espero que esta pequeña entrada os sirva como acicate para cuando tengáis un caso parecido, ya sabéis, cuando menos te lo esperas “salta la Gran Pavón” 🙂 .
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